El salón no existía
Quería ir a tumbarme en la alfombra
A media tarde
Recuerdo que la alfombra era gris oscura
Quería descansar bajo el sol del atardecer
Pero la habitación no existía
Había desaparecido, como todo lo demás
Muy contenta de haber sido encargada de diseñar e ilustrar
con poemas de la genial Dorothea Lasky y traducción de María Ramos.
¡Gracias y hasta siempre, Gavieros!
¡Gracias y hasta siempre, Gavieros!
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